-Continuación del CAP.4
El tiempo se me pasó rapidísimo, como me solía pasar cuando
lees algo interesante, te fundes con las páginas, con cada letra, entrando en
un mundo maravilloso o escalofriante totalmente paralelo a tu vida, deseando
saber más y más, incluso a veces he deseado que el libro ardiese en llamas y de
sus cenizas brotara únicamente esa respuesta que tanto ansiaba; porque todos
los libros formulan una pregunta, nos demos cuenta o no, y la responden a sí
mismos, puede ser distinta para cada persona claro está, pero siempre es
importante buscarla y aún más encontrarla.
El tiempo había volado con mis ojos clavados en sus páginas,
‘’Corazón de tinta’’, lo dejé cuidadosamente apoyado en la mesilla cuando por fin desconecté de tanta ficción y
me di cuenta de que mi madre llevaba llamándome un rato.
+Lootiiii! Dios mío es la séptima vez que te llamo, tengo
que andar a gritos todos los días y sabes que odio llegar tarde, tengo que ir a
trabajar y no me hace ni pizca de gracia que..
-Entrando en la cocina e interrumpiéndola-Siii mamá,
perdona.
+Perdón dice, tú con tal de agobiarme ya estás contenta no?
Anda, ve a llamar a tu padre a comer, otro que tal baila, no gano para
disgustos con vosotros dos.
-Entrando en la salita donde estaba mi padre enchufado al
maldito ordenador como siempre- Papá,
dice mamá que vayas a comer, que lleva mucho tiempo esperando..
+Sisisi Loti, ahora mismo voy, un segundito eeh…
-Que raro dije murmurando, vamos comiendo, vale?
+Sisi.
-Entrando de nuevo en la cocina- Ma, que dice papá que
vayamos comiendo.
+Increíble, esto es increíble.
Cogió la pota y vertió todo su contenido en un enorme bol
blanco, me preguntó si pensaba comer como las personas normales o como siempre,
me hizo bastante gracia pero le dije que me sirviese en abundancia, de todas
maneras, si no lo comía podía prometerle que lo
iba a acabar y ella se iría tranquila, con eso me llegaba.
-Pero sabes que al mediodía no suelo tener mucha hambre.
+Tienes que hacer por tenerla, ¿cómo quieres acabar? y dile al perro que salga de la cocina, ¡sabes
que lo odio!
-Mamá.. ¿has puesto
queso en los macarrones?
+Claro Loti, como siempre.
-Ma, sabes que no me gusta nada el queso con la pasta.
+Dios, cada día te gustan cosas diferentes, en fin, ¿quieres
que te preparé otra cosa?
-No,no, déjalo estar, pienso acabarme todo el plato, hoy
tengo hambre.
+Así me gusta cariño-Dijo dándome un beso en la mejilla-
Bueno ya sabes que me es mucha hora, tengo que irme a trabajar, si sales avisa
a tu padre y no llegues tarde, y llévale la comida a la salita por favor, no
quiero que se quede en los huesos, bonitos estáis los dos!
-Vaaale, venga, ve no vaya a ser que no llegues, te quiero.
+Muy bien, y yo, y yo, dijo ella dando un portazo.
Cogí mi plato, estaba intacto, y junto con un vaso de agua,
pan y un tenedor se lo llevé a mi padre, el ni me miró, lo cogió, balbuceó algo
parecido a un ‘’gracias’’ y se puso a comer sin separar la vista ni un minuto
del ordenador, tenía los ojos irritados, enrojecidos y llorosos, me ofrecí a ir
a buscarle sus gafas a la habitación pero apenas puede distinguir un ‘’no’’ claro. Menuda casa de locos, en fin.
Fui a fregar lo poco que quedaba en el vertedero, por hacer algo en casa
básicamente, era muy vaga. Sólo estaba e plato y el tenedor de mi madre, y
sobre ocho tazas de café de mi padre que se iban acumulando noche tras noche e
iban apareciendo por distintas esquinas de la salita.
5-COSAS QUE
CONTAR.
Ya eran las 14:47 y no tenía noticias de Julián, me fui a la
habitación para continuar leyendo no sin antes darle a Fada algo menos de la
mitad del bol de macarrones, así mi madre pensaría que de veras yo había
comido, además, a Fada si le gustaba el queso.
Fui a mi habitación y me tumbé en la cama como si un millón
de ángeles estuviesen velando a mi alrededor. Me sentía genial, pero impaciente
por la dichosa llamada que no llegaba, al final iba a resultar que ni todo iba
a estar tan mal ni yo era tan antisocial como creía, simplemente no había
estado en sitio correcto con la compañía acertada.
A eso de las 15:22 me llamó Julián, se escuchaba muy mal ya
que por detrás se oía un montón de barullo, él me dijo, entre risas, que bajase
al portal, yo le contesté que si muy rápido y colgué el teléfono.
Mientras me vestía me di cuenta.. Al portal? Sabían dónde
vivía? Cómo? Se estarían riendo por eso? MACEDONIA! Lo que me faltaba a mí
vamos, mejor no adelantar acontecimientos, me pondría unos vaqueros no muy
cortos y una camisa blanca holgada, me estilizaba y me hacía algo más delgada.
Me hice una trenza a un lado y cogí mi bolso, metí dentro un peine, una cartera
vacía y mi inseparable agenda junto con una pluma violeta, regalo de mi padre
por mi doceavo cumpleaños, necesitaba tinta nueva casi cada día pero me
encantaba.
Mientras me maquillaba un poco puse la radio, pero no salía
nada bueno así que seguí como estaba. Poco más de 5 minutos después empezó a
sonar la melodía ‘’ The proclaimers-500 miles’’, me estaba sonando el móvil. Me
encantaba esa canción, por muy vieja que fuera, pertenecía a la banda sonora de una de las mejores
películas de Jhonny Deep en su etapa joven, mi actor favorito e icono sexual
masculino. Lo cogí muy rápido y vi que era Julián.
+ Oye , llevamos esperando un rato, bajas o qué?
Aunque pudiese parecer borde, las risas que se escuchaban
por atrás y su tono desenfadado indicaban que no lo estaba siendo.
-Claro, me olvidaba de que no me conocías tanto como para
saber lo tardona que soy, ahora mismo bajo.
Él soltó una risita y yo colgué el teléfono.
Agarré mi chaqueta de hilo negra, por si acaso me quedaba
hasta muy tarde, avisé a mi padre aunque tampoco pareció importarle en
absoluto, de hecho estoy segura de que ni se enteró. Guardé mi juego de llaves
en el bolso y cerré la puerta con cuidado para no lastimar a Fada que
lloriqueaba al ver, que por primera vez,
salía de casa sin ella.
Cuando llegué apenas al segundo piso, nosotros vivíamos en
el tercero, ya se escuchaban el barullo y las risas de los alborotadores que
ahora tendría por amigos. Me resultaba bastante divertido, la verdad. Y pensé
que incluso me gustaría llegar a ser un poco como ellos.
Cuando abrí la puerta
Cora y Marina se quedaron calladas, Marina estaba subida encima de Juan, al que
le estaba dando un ataque de risa, una estampa muy cómica. Cora me miraba con
una sonrisa y los ojos escondidos tras su flequillo tan negro como el carbón,
Héctor y Julián subidos en sus bicis que estaban cuidadosamente apoyadas en la
pared del portal, me saludaron efusivamente.
Julián se ofreció a presentarme a sus amigos como es debido, ya que el
día que les conocí apenas nos habíamos saludado, Cora y Marina se levantaron y me
dieron dos besos, aunque Marina me pareció bastante más reacia a hacerlo y
rápidamente volvió a sentarse en el colo de Juan que justo hacía ademán de
levantarse, para saludarme supongo, pero a María no pareció hacerle mucha
gracia el gesto. Qué celosa, pensé.
Cora se dio cuenta,
me dijo que no me preocupara, ‘’esos dos tortolitos siempre están igual, ella
le asfixia’’ , Marina se quejó y Cora le guiñó el ojo muy sutilmente, se traían
un rollo bastante agradable. También me dijo que Cora venía de Coraline pero
todos le decían que era nombre de niña pequeña y le quedó Cora. La verdad es
que a mí su nombre me encanta, me
recordaba a una película que había visto hacía poco, ‘’Los mundos de
Coraline’’, además Cora se le daba un aire y todo.
Julián hizo la coña
de ir a darme dos besos también pero enseguida se apartó y me dio la mano,
Héctor le miró un poco raro pero Julián le animó a hacer lo mismo con la mirada
y me dio la mano también. Enseguida me fijé en él, los ojos clavados en el
suelo y el pelo castaño oscuro, corto, una pena ya que me encantaban los chicos
con melenita como tenía Julián, no pude ver bien sus ojos ya que como dije sólo
parecía atraerle el suelo. Siempre me fijaba en las manos, no sé por qué razón
pero era automático, siempre lo hacía. Las suyas eran firmes y bonitas,
parecían poder acariciarme en cualquier momento.
Cuando me di cuenta
de que Julián no paraba de mirarme receloso, dejé de analizar a Héctor ya que
pareció molestarle, y eso que Héctor ni siquiera se enteró, no me había ni
mirado y eso que normalmente cuando alguien te observa tan fijamente, sueles
darte cuenta.
Marina y Juan dijeron
de ir ya hasta la playa, así que había playa, vaya, al final me iba a gustar y
todo, pero ¿qué era eso de ‘’ya’’? Héctor y Julián se montaron en las bicis y
se adelantaron, llevaban unas mochilas enormes, no me había fijado antes.
Juan y Marina iban
más atrás, de la mano, aunque Juan parecía algo molesto ella no dejaba de
hacerle arrumacos. Cora y yo íbamos en el medio, calladas ya que yo no sabía
que decir, pero gracias a dios ella rompió el silencio y empezó una agradable
conversación:
+Bueno Scarlett, no
digas que te lo he dicho pero estos te han preparado una especie de fiesta
sorpresa en la playa, se han adelantado para montar las tiendas e ir a por
comida y bebidas a casa de Héctor.
-En serio? Osea,
vaya.. que guay, pero no avisé en casa, supongo que tendré que llamarles y..
+No te preocupes
mujer, seguro que te dejan. Por cierto, el otro día estábamos de vacile, somos
más agradables-ríe.
-Sí, ya me dijo
Julián, le dije sonriéndole.
+Es verdad,
quedasteis el otro día, nos lo contó, entre nosotras, parece un poco pillado
por ti eh, jajaj, seguro que está coladito.
-Qué dices, te digo yo que no, sólo fue amable conmigo.
Le dediqué mi mejor sonrisa con todo el deseo de que cortase
el tema antes de empezar a ponerme colorada. De veras ella creía que a él
gustaba? Si lo creía sería porque él habría insinuado algo, no? No sé, la
verdad es que a mí me había agradado mucho pero no era a él a quien yo tenía en
mi cabeza en esos momentos.
Seguimos hablando, me contó que la playa era una pequeña
calita con apenas arena, pero eso sí, muy blanca y preciosa, y que una noche
allí jamás la olvidaría, y menos con ellos.
Cora se paró en frente
a una verja de hierro prácticamente oxidado y me señaló las bicis de los
chicos, apoyadas junto a la puerta de una vieja casa en mitad del campo que la
verja rodeaba.
+Ésta es la casa de Héctor,
aquí guardamos esta mañana las cosas para la acampada.
La casa era vieja pero muy bonita, era de piedra, marrón y
gris; una gata blanca y negra paseaba por delante de la puerta, maullando sin
parar. Héctor y Julián salieron enseguida, con varias bolsas, Héctor también
llevaba en la mano un platito que dejó en la puerta y al que la gata se
apresuró a acercarse para comer. Luego metieron las bolsas en el interior de
las mochilas y sacaron del garaje otra bici más.
-Bueno, quién va con quien?- Dijo Julián mirándonos a todos.
Juan cogió la bici que habían sacado del garaje y Marina se
apresuró a decir que ella iba con él, por primera vez en toda la tarde vi como
Juan le sonreía y ella le besó.
Julián miró a Héctor como apenado y le dio un codazo.
-Eh, si, sí , yo voy con Cora.
Coraline me guiñó un ojo y se subió a la parte de atrás de
la bici de Héctor, las dos parejas nos dijeron que nos diésemos prisa y se
adelantaron,
+Bueeno, parece que nos toca juntos, eh?- Me dijo Julián
sonrojado- No te molesta, no?
-Oh, no, claro que no- Le dije sonriendo- y me subí a la
bicicleta.
+Puedes agarrarte a mí si quieres, bueno, sólo lo digo para
que no te hagas daño o..
-No te preocupes.
Coloqué mis manos suavemente en su cintura, me daba pena
darle a entender cosas que no eran pero sinceramente, había muchas
probabilidades de que me cayese si no me
agarraba, el camino era angosto y estaba lleno de baches y piedras, al menos
hasta donde alcanzaba mi vista.
Cuando llegamos a la playa pude comprobar que lo que Cora me
había dicho era totalmente cierto, era preciosa. Ya eran las 18:08 de la tarde, les dije que
iba un segundo a llamar a mi madre, tardó bastante en cogérmelo ya que estaba
trabajando pero me dejó quedarme allí con ellos, creo que más que nada por no
discutir ya que estaba ocupada.
Cuando volví a donde estaban todos, lanzaron un grito y
muchas risas, dijeron algo así como ‘’sorpresa Sca’’ , Sca? Bueh, no estaba tan
mal. Me acerqué a ellos riéndome y Coraline me pasó el brazo por encima del
hombro.
+Sorprendida, eh?
-Muchísimo le dije guiñándole un ojo.
6-MEMORIAS DE UNA NOCHE
INOLVIDABLE.
Pasamos una noche estupenda, fue la primera vez en mi vida
que me había ‘’emborrachado’’ por así decirlo, en vasos de plástico y con
bebidas de menos de 6 € pero había sido muy divertido. Juan y Julián montaron
las tiendas, eran 3 . Un para Juan y Marina, otra para Julián y Héctor y la que
sobraba para Coraline y yo. Nosotras fuimos las primeras a la tienda a
cambiarnos, Cora había traído dos bikinis a propósito porque yo no sabía nada
de lo de la playa, me daba mucha vergüenza enseñar mi cuerpo, pero ella me
aseguró que estaba perfecta y que de todas formas, entre las bebidas y que era
de noche, tampoco se nos iba a ver muy bien.
Marina llevaba el suyo por debajo de la ropa, tenía un
cuerpo espectacular la verdad, era delgadita, algo menuda y no con muchas
curvas pero era como una muñequita de porcelana, las piernas y los brazos finos
y la carita avispada la hacían parecer algo más mayor incluso. Los chicos
simplemente usaban el bañador a modo de pantalón así que sólo debían quitarse
la parte de arriba.
Juan estaba bastante musculoso, su espalda y sus brazos
abarcaban a Marina y le sobraba para agarrar a otras tres como ella; Julián
tenía unos abdominales definidos pero estaba bastante más delgado, aunque eso
no quitaba que tuviese un muy buen cuerpo. Los dos parecían bastante atléticos.
Héctor sin embargo era más normalito, pero
más ‘’grande’’ por decirlo así , el vientre plano y fuerte aunque sus
abdominales no se notasen, su espalda al igual que la de Juan era ancha y sus
brazos ejercitados , a mí me gustaba más.
Juan y Marina se fueron a dar una vuelta juntos, Julián fue
a darse un baño y Coraline fue con él, a mi no me apetecía, decidí aprovechar
las últimas horas de sol a ver si por primera vez en quizá tres años cogía un
poco de ese moreno tan deseado. Héctor se quedó sentado delante de su tienda,
fumando un cigarrillo. Le dije que si quería podía acercarse, que yo no mordía.
No sonrió pero tuve la sensación de que se alegró al oír mi proposición, bueno,
de todas maneras se acercó igualmente y me acercó el cigarrillo, como
ofreciéndome una calada.
-Chester?, le pregunté. Él me enseñó la cajetilla a modo de
respuesta, obviamente era Chéster, el tabaco preferido por casi todos los
jovencitos fumadores. Yo ya había fumado antes, y no me desagradaba, todo lo
contrario, y total, por una calada.
Héctor se tumbó a mi lado, le dije que si quería podía
hacerlo en mi toalla pero ni siquiera alzó la vista.
-Siempre eres así de seco con la gente o es sólo conmigo?
+Eh?
-Lo que has oído.
+Venga ya, simplemente no te conozco.
-Y cómo pretendes hacerlo si ni siquiera me hablas?
+Tampoco tú a mí.
-Creo estarlo haciendo ahora mismo.
+Podría responder exactamente eso.
Suspiré, me tapé los ojos con la mano, el sol se estaba
poniendo y el brillo de sus últimos rayos me golpeaba la cara, al cerrar los
ojos me dio un mareo y visualicé un montón de esas manchitas amarillas, como
las que ves cuando te quedas mucho tiempo mirando para una lámpara encendida.
-Eres un borde.
+No soy borde, soy la ostia.
-La ostia? ¿En serio? Venga ya, si lo demuestras me lo
creeré mientras siga viéndote como hasta ahora lo dudo mucho.
+Tampoco es que me importe lo que pienses de mí, una chica
como tú no…
-Interrumpiéndole- ¿Cómo yo? Explica eso, me estás llamando
rarita ?, ¿Friqui tal vez? Menudo capullo estás hecho.
+ No, no, me refería a que eres nueva en el grupo, ¡ no me
conoces y ya pareces juzgarme! No quería insultarte tía… no te pongas así.
Le miré alucinada y me giré para verle totalmente la cara,
el se giró un poco también y pude fijarme en sus ojos, eran marrones, oscuros y
penetrantes, por primera vez veía que se
estaba fijando en mí y por un momento quise taparme con la toalla, seguro que
me veía horrible, también me fijé en su piel, bastante morena y yo estaba
deseando tocarla. Cuando me di cuenta él estaba sonriendo, mirándome, y no a la
cara precisamente.
-Vaya, vaya así que ¿No sabes que mis ojos están aquí no?-Dije
señalándome la cara con el dedo índice.
+Mirar es gratis, y sólo debo mirarte a los ojos cuando te
hable-Me guiñó un ojo, se levantó y se marchó hacia el agua.
7-
SONRISAS DE CHOCOLATE.
El resto de la noche fue perfecta, Juan y Marina no hicieron
mucho caso, y se les escucho durante toda la noche, ya me entiendes, cosa que
parecía hacerle gracia al resto y cada vez que se escuchaba a Marina gemir
vagamente Héctor o Julián lo imitaban
mientras Cora y yo nos reíamos en una esquina. De vez en cuando podíamos
escuchar a Juan reírse.
Eran sobre las 23:00 cuando yo ya me encontraba algo
mareadilla, y eso que estoy segura de que era la menos afectada, Julián estaba
que ni se aguantaba en pie, Coraline solo era capaz de reírse y Juan y María se
hacían carantoñas completamente borrachos en la arena.
Héctor estuvo sujetando a Julián un buen rato y
divirtiéndose con la situación. En un momento dado, Julián se echó encima de Cora,
con su cabeza sobre las rodillas de ella, mientras compartían unas sonoras
carcajadas y Héctor decidió sacar una bolsa del fondo de su mochila y acercarse
a mí, sacó dos sándwiches enormes y me ofreció uno:
+Toma, no te he visto comer nada apenas.
-Tampoco yo a ti, gracias.
+Ya, por eso cogí uno para mí también.
-¿Qué es?
+Nutella.
-Nu...¿qué?
+Ríe+ Nutella, es como la Nocilla pero más dulce.
-Ahm, me encanta lo
dulce, le dije esbozando una enorme sonrisa.
Mis ojos, entrecerrados por la poca claridad, no me dejaron
ver como su mano se acercaba a mi cara, y me manchaba la nariz de esa
empalagosa crema de chocolate.
-¿Qué haces? , quieres pelea, eh?
Héctor salió corriendo mientras se reía y yo empecé a
seguirle el juego corriendo detrás de él con lo que me quedaba del sándwich en
la mano y las yemas de los dedos de mi otra mano cubiertos de Nutella.
+Te pillé! Menos mal que eras tú la que me perseguías , me
dijo al oído.
Me había agarrado por detrás, sujetando mis brazos y
abrazando todo mi cuerpo. Me produjo una increíble sensación e instintivamente me giré como pude, sonriendo
como una idiota. ¿Qué me pasaba? De repente estaba dejando de ser yo, aquellos
chicos, aquella pandilla…
+Ei, estás bien?
El chico sonreía y aunque a duras penas podía verle bien la
cara sabía que su sonrisa estaba más preciosa que nunca, convencida de que él
no me veía cerré los ojos con fuerza y sonreí aún más, me embargaba una
sensación nueva.
-Sí, sí, ahora verás.
Con todos mis dedos llenos de chocolate,
rocé su vientre hasta notar dónde empezaba el bañador, los chicos cada vez lo
llevan más abajo pensé, pero yo de eso me di cuenta tarde y empecé a
sonrojarme, gracias a dios él no podía verlo.
Héctor se quedó mirando fijamente
mi mano, situada al final de su vientre, y agarrándola con sus manos, la
levantó hasta la altura de su cara y le dio un beso a cada uno de mis dedos.
+A mí también me gusta lo dulce.
En ese momento, se empezó a
escuchar una melodía, una canción conocida, Paparazzi de Lady Gaga, Juan había
puesto música. Nosotros estábamos bastante apartados pero distinguíamos
perfectamente a los chicos; María y Cora en el agua mientras que Julián y Juan
escuchaban la música en sus toallas.
Yo estaba completamente sorprendida
por el nuevo comportamiento de Héctor conmigo.
-Qué cambio de repente, acaso si
me conoces ahora?- Me reí .
+Quizá ahora sí me apetezca
conocerte.
Aún llenos de chocolate, Héctor
bajó su cabeza, y con su boca muy cerca de mí, beso mi nariz, retirando el
chocolate con el que antes me había manchado.
-No pretenderas que yo haga lo
mismo.
+En la nariz no, me guiñó un ojo.
Así, tan cerca, sí podía
apreciarle totalmente, era guapísimo, o al menos a mí me lo parecía.
-Idiota-Le dije riéndome, he hice
ademán de golpearle en la cabeza-No digas tonterías
+Seguro que te encanta, me dijo
bromeando.
-Tú sí que me encantas.
Vaya, había yo dicho eso? Pareció
asustarle, de su cara desapareció esa preciosa sonrisa que iluminaba su cara
dejando al descubierto unos dientes perfectos, y que antes me permitía ver sus
ojos castaños y su piel perfecta.
-Lo siento, estaba bromeando.
+Ah, bromeabas? Qué pena…
-Porqué, te habría gustado que
fuese en serio?
+Claro, a quién no le gusta que
le digan esas cosas?
-Ahá , así que no eres tan chulo
como aparentas desde fuera eh, Héctor tiene su corazoncito.
Junté mis manos haciendo un
corazón y le puse carita tierna para vacilarle un poco, él empezó a hacerme cosquillas, no sin soltarme. De
algún modo, sus manos acabaron rodeando completamente mi cintura y las mías,
perdidas entre su pelo, tan suave y sedoso como parecía a la luz del día.
+Tú sí que sabes cómo encandilar
a una chica, lo practicas mucho o..?
Su cara picarona, y sus ojos mirándome
fijamente lo decían todo.
+Tú también me encantas, boba.
Fue el beso más largo del mundo,
incluso si quisiese haberlo evitado no podría, ni siquiera me enteré, ni
siquiera puedo recordar cómo pasó, pero sí sus labios suaves, acariciando los
míos mientras notaba su boca, cálida y acogedora, como esperando por mi desde
el principio.
Continuará...
Elena de Castro Bouza.
elenuska16695@hotmail.com
@Helly_Colpaunk